miércoles, 6 de marzo de 2013

117
En 11º para empezar con la poesía barroca nada mejor que  acercarnos a ella a través de un artículo de Arturo  Pérez Reverte que me gusta especialmente porque me siento muy retratado en él, Cervantes esquina a León y de la pelea que tuvieron  Quevedo contra Góngora

Teoría literatura barroca
Más teoría sobre la literatura barroca

Góngora
Príncipe de la luz
Lloraba la niña
La dulce boca
¡Que se nos va la Pascua, mozas!
Mamóla
La más bella niña
textos comentados de Góngora
Soneto a Córdoba

Príncipe de las tinieblas
Soledad primera
"Fábula de Polifemo y Galatea"

o simplemente gran poeta: Mientras por competir con tu cabello

Quevedo
Qué diferencia con Garcilaso A Dafne huyendo de ApoloA Apolo, siguiendo a Dafne .
Filosófico A Roma sepultada en sus ruinasAh de la vida , Fue sueño ayer
Enamorado Amor constante más allá de la muerte
Desenamorado Hastío de un casado al tercero día
Satírico La pobreza, el dinero Poderoso caballero es don Dinero Todas ponemos

Y Lope de Vega vídeo de la biografía de Lope de Vega

Soy un fue, y un será, y un es cansado.

         ¿Cómo he llegado a este deterioro, Amarilis? El verso de mi enemigo me retrata ahora mejor que cualquiera de los míos. Recordándote ciega y loca, pero siempre tan bella, me doy cuenta de cómo el mundo nos hace sufrir para que podamos disfrutar juntos en el cielo.
         Ahora, tan cansado y viejo, me pongo a recordar y me veo con 16 años acostándome con mi prima segunda María, Marfisa en mis versos, con la que tuve dos hijos, sin padre conocido, pues yo no me hice cargo, locura de juventud.
Entonces salí huyendo detrás de Elena Osorio, Filis, a la que con 19 años seduje, aunque estaba casada y a la que su padre lio con el sobrino de un cardenal, para que le pagara la casa que yo no podía pagar. Por ponerla en coplas me desterraron y me  fui a Valencia, pero ya había  raptado a mi  primera esposa, Isabel, mi  Belisa, con la que tuve  hijos, aunque casi nunca estaba con ella. Por huir de las responsabilidades de casado, me llegué a embarcar en la Armada Invencible, qué tiempos aquellos de soldado. Pero también ella se murió, como estoy haciendo yo ahora.
         Viudo ya y en la corte me encamé con otra viuda, con escándalo general de la nobleza y el populacho, pero nunca me importó lo que dijeran los demás, qué guapa era la viuda Antonia Trillo y qué poco duré con ella.
Por segunda vez  me casé, esta vez con Juana de Guardo, tranquila, sosegada, que me daba el calor de hogar, pero no aguantaba yo mucho la tranquilidad  rápidamente  se me cruzó una actriz, Micaela Luján, la Camila Lucinda de mis poemas, guapa entre las guapas y le puse casa y le fui haciendo hijos al mismo tiempo que los tenía en mi matrimonio y  el escándalo de todo Madrid era notorio, tanto como que yo firmaba con la M de Micaela delante de mi firma, pues estaba de moda exponer el amor en la firma. Nunca fui muy discreto, es la pura verdad.
         Las dos murieron casi a la vez y pensé que era por culpa de todos mis pecados, fue una crisis tan grande y sincera que me hice sacerdote para nunca estar más con una mujer, pero la carne es débil y cuando vi a la actriz Jerónima de Burgos le escribí La dama boba en el teatro y otras cosas en la cama. Duró poco el amorío como el que tuve con Lucía de San Pedro, dos noches y un hijo en común, todo esto me llevaba a tener  muchos remordimientos después.
         Pero con Marta de Nevares fue distinto, mi Amarilis, ella 25 años, rubia, ojos azules, con toda la vida por delante y todos los nobles de Madrid detrás y se vino a enamorar de mí, un sacerdote, cargado de hijos y con 54 años. Nuestra hija Antonia Clara nació con el apellido de su marido que vivía en Perú y que nunca más volvió, supongo que avisado de que no podía pasar por las puertas de la cornamenta que llevaba. Cuán feliz fui y cuán desgraciado cuando Antonia me hizo lo que yo había hecho antes al padre de Isabel, se fugó con su amante y me dejó en esta inmensa soledad tras la enfermedad y muerte de Marta.
         Y aquí estoy en esta noche en que presiento la postrera sombra, recordando mi larga y azarosa vida y me doy cuenta del deterioro que hace el tiempo y el amor desproporcionado que he disfrutado:
huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor süave,
olvidar el provecho, amar el daño;

creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño;
esto es amor, quien lo probó lo sabe.

José Luis Álvarez Cubero

Abril 2019
filosófico A mis soledades voy
enamorado Suelta mi manso, mayoral extraño De pechos sobre una torre Desmayarse,atreverse, estar furioso Lo que hiciera Paris si viera a Juana Es la mujer del hombre lo más bueno
religioso Pastor que con tus silbos amorosos ¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?


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