miércoles, 30 de enero de 2013

97
Para los que quieran ser escritores les recomiendo leer este decálogo de Augusto Monterroso Disfrutad de la literatura:
Primero.
Cuando tengas algo que decir, dilo; cuando no, también. Escribe siempre.

Segundo.
No escribas nunca para tus contemporáneos, ni mucho menos, como hacen tantos, para tus antepasados. Hazlo para la posteridad, en la cual sin duda serás famoso, pues es bien sabido que la posteridad siempre hace justicia.

Tercero.
En ninguna circunstancia olvides el célebre díctum: "En literatura no hay nada escrito".

Cuarto.
Lo que puedas decir con cien palabras dilo con cien palabras; lo que con una, con una. No emplees nunca el término medio; así, jamás escribas nada con cincuenta palabras.

Quinto.
Aunque no lo parezca, escribir es un arte; ser escritor es ser un artista, como el artista del trapecio, o el luchador por antonomasia, que es el que lucha con el lenguaje; para esta lucha ejercítate de día y de noche.

Sexto.
Aprovecha todas las desventajas, como el insomnio, la prisión, o la pobreza; el primero hizo a Baudelaire, la segunda a Pellico y la tercera a todos tus amigos escritores; evita pues, dormir como Homero, la vida tranquila de un Byron, o ganar tanto como Bloy.

Séptimo.
No persigas el éxito. El éxito acabó con Cervantes, tan buen novelista hasta el Quijote. Aunque el éxito es siempre inevitable, procúrate un buen fracaso de vez en cuando para que tus amigos se entristezcan.

Octavo.
Fórmate un público inteligente, que se consigue más entre los ricos y los poderosos. De esta manera no te faltarán ni la comprensión ni el estímulo, que emana de estas dos únicas fuentes.

Noveno.
Cree en ti, pero no tanto; duda de ti, pero no tanto. Cuando sientas duda, cree; cuando creas, duda. En esto estriba la única verdadera sabiduría que puede acompañar a un escritor.

Décimo.
Trata de decir las cosas de manera que el lector sienta siempre que en el fondo es tanto o más inteligente que tú. De vez en cuando procura que efectivamente lo sea; pero para lograr eso tendrás que ser más inteligente que él.

Undécimo.
No olvides los sentimientos de los lectores. Por lo general es lo mejor que tienen; no como tú, que careces de ellos, pues de otro modo no intentarías meterte en este oficio.

Duodécimo.
Otra vez el lector. Entre mejor escribas más lectores tendrás; mientras les des obras cada vez más refinadas, un número cada vez mayor apetecerá tus creaciones; si escribes cosas para el montón nunca serás popular y nadie tratará de tocarte el saco en la calle, ni te señalará con el dedo en el supermercado.

El autor da la opción al escritor de descartar dos de estos enunciados, y quedarse con los restantes diez.

miércoles, 23 de enero de 2013

96
En 12º vamos a practicar el análisis sintáctico en este texto del principio de La Regenta de Clarín:


La heroica ciudad dormía la siesta. El viento sur, caliente y perezoso, empujaba las nubes blanquecinas que se rasgaban al correr hacia el norte. En las calles no había más ruido que el rumor estridente de los remolinos de polvo, trapos, pajas y papeles, que iban de arroyo en arroyo, de acera en acera, de esquina en esquina, revolando y persiguiéndose, como mariposas que se buscan y huyen y que el aire envuelve en sus pliegues invisibles. Cual turbas de polluelos, aquellas migajas de la basura, aquellas sobras de todo, se juntaban en un montón, parábanse como dormidas un momento y brincaban de nuevo sobresaltadas, dispersándose, trepando unas por las paredes hasta los cristales temblorosos de los faroles, otras hasta los carteles de papel mal pegados a las esquinas, y había pluma que llegaba a un tercer piso, y arenilla que se incrustaba para días, o para años, en la vidriera de un escaparate, agarrada a un plomo.
Vetusta, la muy noble y leal ciudad, corte en lejano siglo, hacía la digestión del cocido y de la olla podrida, y descansaba oyendo entre sueños el monótono y familiar zumbido de la campana de coro, que retumbaba allá en lo alto de la esbelta torre en la Santa Basílica. La torre de la catedral, poema romántico de piedra, delicado himno de dulces líneas de belleza muda y perenne, era obra del siglo dieciséis, aunque antes comenzada, de estilo gótico, pero, cabe decir, moderado por un instinto de prudencia y armonía que modificaba las vulgares exageraciones de esa arquitectura. La vista no se fatigaba contemplando horas y horas aquel índice de piedra que señalaba al cielo; no era una de esas torres cuya aguja se quiebra de sutil, más flacas que esbeltas, amaneradas como señoritas cursis que aprietan demasiado el corsé; era maciza sin perder nada de su espiritual grandeza, y hasta sus segundos corredores, elegante balaustrada, subía como fuerte castillo, lanzándose desde allí en pirámide de ángulo gracioso, inimitable en sus medidas y proporciones. Como haz de músculos y nervios, la piedra, enroscándose en la piedra, trepaba a la altura, haciendo equilibrios de acróbata en el aire; y como prodigio de juegos malabares, en una punta de caliza se mantenía, cual imantada, una bola grande de bronce dorado, y encima otra más pequeña, y sobre ésta una cruz de hierro que acababa en pararrayos.
Cuando en las grandes solemnidades el cabildo mandaba iluminar la torre con faroles de papel y vasos de colores, parecía bien, destacándose en las tinieblas, aquella romántica mole; pero perdía con estas galas la inefable elegancia de su perfil y tomaba los contornos de una enorme botella de champaña. Mejor era contemplarla en clara noche de luna, resaltando en un cielo puro, rodeada de estrellas que parecían su aureola, doblándose en pliegues de luz y sombra, fantasma gigante que velaba por la ciudad pequeña y negruzca que dormía a sus pies.
Bismarck, un pillo ilustre de Vetusta, llamado con tal apodo entre los de su clase, no se sabe por qué, empuñaba el sobado cordel atado al badajo formidable de la Wamba, la gran campana que llamaba a coro a los muy venerables canónigos, cabildo catedral de preeminentes calidades y privilegios.
Bismarck era de oficio delantero de diligencia, era de la tralla, según en Vetusta se llamaba a los de su condición; pero sus aficiones le llevaban a los campanarios; y por delegación de Celedonio, hombre de iglesia, acólito en funciones de campanero, aunque tampoco en propiedad, el ilustre diplomático de la tralla disfrutaba algunos días la honra de despertar al venerando cabildo de su beatífica siesta, convocándole a los rezos y cánticos de su peculiar incumbencia. El delantero, ordinariamente bromista, alegre y revoltoso, manejaba el badajo de la Wamba con una seriedad de arúspice de buena fe. Cuando posaba para la hora del coro -así se decía-, Bismarck sentía en sí algo de la dignidad y la responsabilidad de un reloj.

lunes, 21 de enero de 2013

95
En 10º vamos a dar el tema 5º que tiene los siguientes contenidos:
Léxico.
Tipos de morfemas. Tipos de palabras. Familia léxica y campo semántico. Sinonimia y antonimia.
Polisemia y homonimia. Hiperónimos e hipónimos, tabú y eufemismo. Puedes ver aquí la teoría y hacer ejercicios en este enlace
 Vanguardias literarias de principios del siglo XX. Los vamos a estudiar en este magnífico trabajo de don Javier Aristu Vanguardias literarias
Vamos a ver esta información sobre la Residencia de estudiantes, lugar en el que se encontraron algunos de los principales escritores de esta época.
 Juan Ramón Jiménez vamos a estudiarlo en este enlace de Juan Ramón y analizar estos textos que me gustan especialmente, y otros de Platero y yo




Juan Ramón Jiménez. Selección de poesías
Puedes encontrar más poesías en este enlace de poesía de Juan Ramón
NOCTURNOS.
¿ Quién pasará mientras duermo,
por mi jardín ? A mi alma
llegan en rayos de luna
voces henchidas de lágrimas.
Muchas noches he mirado
desde el balcón, y las ramas
se han movido y por la fuente
he visto quimeras blancas.
Y he bajado silencioso...
y por las finas acacias
he oído una risa, un nombre
lleno de amor y nostalgia.
Y después, calma, silencio,
estrellas, brisa, fragancias...
la luna pálida y triste
dejando luz en el agua...
Alguna noche que he ido
solo al jardín, por los árboles
he visto un hombre enlutado
que no deja de mirarme.
Me sonríe y, lentamente,
no sé cómo, va acercándose,
y sus ojos quietos tienen
un brillo extraño que atrae.
He huido, y desde mi cuarto,
a través de los cristales,
lo he visto subido a un árbol
y sin dejar de mirarme.
Mi alma ha dejado su cuerpo
con las rosas, y callada
se ha perdido en los jardines
bajo la luna de lágrimas.
Quiso mi alma el secreto
de la arboleda fantástica;
llega... el secreto se ha ido
a otra arboleda lejana.
Y ya, sola entre la noche,
llena de desesperanza,
se entrega a todo, y es luna
y es árbol y sombra y agua.
Y se muere con la luna
ente luz divina y blanca,
y con el árbol suspira
con sus hojas sin fragancia,
y se deslíe en la sombra,
y solloza con el agua,
y, alma de todo el jardín,
sufre con todo mi alma.
Si alguien encuentra mi cuerpo
entre las rosas mañana
dirá quizás que me he muerto
a mi pobre enamorada.
                                    Arias tristes 1903






Mar
Parece, mar, que luchas
-¡oh desorden sin fin, hierro incesante!-
por encontrarte o porque yo te encuentre.
¡Qué inmenso demostrarte,
en tu desnudez sola
-sin compañera... o sin compañero
según te diga el mar o la mar-, creando
el espectáculo completo
de nuestro mundo de hoy!
Estás, como en un parto,
dándote a luz -¡con qué fatiga!-
a ti mismo, ¡mar único!,
a ti mismo, a ti sólo y en tu misma
y sola plenitud de plenitudes,
... ¡por encontrarte o porque yo te encuentre!
                                   Diario de un poeta recién casado 1917



Vino primero pura,
vestida de inocencia;
y la amé como un niño.

Luego se fue vistiendo
de no sé qué ropajes;
y la fui odiando sin saberlo.

Llegó a ser una reina
fastuosa de tesoros...
¡Qué iracundia de yel y sin sentido!

Más se fue desnudando
y yo le sonreía.

Se quedó con la túnica
de su inocencia antigua.
Creí de nuevo en ella.

Y se quitó la túnica
y apareció desnuda toda.
¡Oh pasión de mi vida, poesía
desnuda, mía para siempre!





¡Intelijencia, dame
el nombre exacto de las cosas!
... Que mi palabra sea
la cosa misma
creada por mi alma nuevamente.
Que por mí vayan todos
los que no las conocen, a las cosas;
que por mí vayan todos
los que ya las olvidan, a las cosas...
¡Intelijencia, dame
el nombre exacto, y tuyo
y suyo, y mío, de las cosas!
Eternidades 1918

LA FRUTA DE MI FLOR

Esta conciencia que me rodeó
en toda mi vida,
como halo, aurora, atmósfera de mi ser mío,
se me ha metido ahora dentro.
Ahora el halo es de dentro
y ahora es mi cuerpo centro
visible de mi mismo: soy, visible,
cuerpo maduro de este halo,
lo mismo que la fruta, que fue flor
de ella misma, es ahora la fruta de mi flor.
La fruta de mi flor soy, hoy, por ti,
dios deseado y deseante,
siempre verde, florido, fruteado,
y dorado y nevado, y verdecido
otra vez (estación total toda en un punto).
sin más tiempo ni espacio
que el de mi pecho, esta
mi cabeza sentida palpitante,
toda cuerpo, alma míos
(con la semilla siempre
del más antiguo corazón).
Dios, ya soy la envoltura de mi centro,
de ti dentro.
Animal de fondo 1949
94
En 9º vamos a dar el tema 5 en el que se incluirán los siguientes subtemas.
La exposición en el siguiente enlace exposición
 Oraciones subordinadas sustantivas que estudiaremos en el segundo cuadernillo.
 El Renacimiento. Vamos a ver este vídeo para entender esta nueva etapa.El Renacimiento
Lírica renacentista: 
Garcilaso de la Vega.
Para ello toda la información la sacaremos de esta página Garcilaso:
Analizaremos los siguientes textos de modo conjunto, la égloga III y la canción V. Después por grupos de dos,  se va a realizar un trabajo que se expondrá en clase. La localización ya la haremos en común, pero cada grupo debe ver el tema, el resumen, la estructura interna y externa, el análisis y la conclusión de su soneto. Los sonetos son:

Soneto I, III, IV, V, VI, VII, VIII, X, XI, XIII, XV, XXIII, XXV, XXIX, XXXVIII

Este trabajo irá calificado con notas A, B y D.

 Fray Luis de León, ver biografía de él comentaremos los siguientes textos:
Oda a la vida solitaria
Oda a Francisco Salinas
San Juan de la Cruz y la mística recordemos que hay tres vías para alcanzar la unión con Dios:
  1. La Vía Purgativa (purgatio): Etapa ascética. El alma se purifica de sus vicios con la oración y la mortificación.
  2. La Vía Iluminativa (illuminatio): Corresponde ya a la mística. El alma, libre de sus anteriores defectos, comienza ya a participar de los dones del Espíritu Santo y a gozar de la presencia de Dios.
  3. La Vía Unitiva (unio): Se llega al final de ella a la completa unión con Dios. El mundo ya no significa nada y el alma queda a solas con la divinidad y está en absoluta entrega amorosa y gozosa pasividad. Los éxtasis que a veces experimenta el místico son meros fenómenos que se unen en su unión con Dios. (se puede ampliar en este enlace de la Mística
y de él comentaremos los siguientes textos:
Llama de amor viva
Noche oscura del alma


lunes, 14 de enero de 2013

93
En 10º vamos a continuar el tema 4º viendo las obras de Azorín, Unamuno y Baroja. Para ello utilizaremos esta página sobre el 98 Generación del 98
De Azorín analizaremos el ensayo La Andalucia trágica
De Unamuno analizaremos el cuento La venda.
De Baroja leeremos Medium, también leeremos la obra completa
Zalacaín el aventurero

En 10º vamos a realizar un trabajo de expresión escrita creativa, un relato corto, poesía o escena teatral de un máximo de 1.000 palabras, más una justificación opcional de una extensión máxima de 300 palabras, donde se utilice como base el libro de Zalacaín el aventurero. Algún personaje, lugares, etc., se evaluarán los tres criterios  B, C y D. La entrega será a través de www.turnitin.com. Os dais de alta en la clase y lo subís antes del 23 de enero de 2015.

martes, 8 de enero de 2013

91
En 10º empezamos el tema 4º y vamos a estudiar el cuento y lo vamos a iniciar con Horacio Quiroga y Decálogo del perfecto cuentista y con el análisis de dos cuentos, el primero de don Ramón María del Valle Inclán El miedo, el segundo, el siguiente relato de Giovanni Guareschi (1908-1968) tomado de Don Camilo, obra de 1948, espero que os gusten:
                                                                       Tercera Historia
¿Muchachas? No; nada de muchachas. Si se trata de hacer un poco de jarana en la hostería, de cantar un rato, siempre dispuesto. Pero nada más. Ya tengo mi novia que me espera todas las tardes junto al tercer poste del telégrafo en el camino de la Fábrica. Tenía yo catorce años y regresaba a casa en bicicleta por ese camino. Un ciruelo asomaba una rama por encima de un pequeño muro y cierta vez me detuve.
Una muchacha venía de los campos con una cesta en la mano y la llamé. Debía tener unos diecinueve años porque era mucho más alta que yo y bien formada.
- ¿Quieres hacerme de escalera? - le dije.
La muchacha dejó la cesta y yo me trepé sobre sus hombros. La rama estaba cargada de ciruelas amarillas y llené de ellas la camisa.
- Extiende el delantal, que vamos a medias - dije a la muchacha.
Ella contestó que no valía la pena.
- ¿No te agradan las ciruelas? - pregunté.
- Sí, pero yo puedo arrancarlas cuando quiero. La planta es mía: yo vivo allí - me dijo.
Yo tenía entonces catorce años y llevaba los pantalones cortos, pero trabajaba de peón de albañil y no tenía miedo a nadie. Ella era mucho más alta que yo y formada como una mujer.
- Tú tomas el pelo a la gente - exclamé mirándola enojado; pero yo soy capaz de romperte la cara, larguirucha.
No dijo palabra.
La encontré dos tardes después siempre en el camino.
- ¡Adiós, larguirucha! - le grité. Luego le hice una fea mueca con la boca. Ahora no podría hacerla, pero entonces las hacía mejor que el capataz, que ha aprendido en Nápoles. La encontré otras veces, pero ya no le dije nada. Finalmente una tarde perdí la paciencia, salté de la bicicleta y le atajé el paso.
- ¿Se podría saber por qué me miras así? - le pregunté echándome a un lado la visera de la gorra. La muchacha abrió dos ojos claros como el agua, dos ojos como jamás había visto.
- Yo no te miro - contestó tímidamente. Subí a mi bicicleta.
- ¡Cuídate, larguirucha! - le grité. Yo no bromeo.
Una semana después la vi de lejos, que iba caminando acompañada por un mozo, y me dio una tremenda rabia. Me alcé en pie sobre los pedales y empecé a correr como un condenado. A dos metros del muchacho viré y al pasarle cerca le di un empujón y lo dejé en el suelo aplastado como una cáscara de higo.
Oí que de atrás me gritaba hijo de mala mujer y entonces desmonté y apoyé la bicicleta en un poste telegráfico cerca de un montón de grava. Vi que corría a mi encuentro como un condenado: era un mozo de unos veinte años, y de un puñetazo me habría descalabrado. Pero yo trabajaba de peón de albañil y no tenía miedo a nadie. Cuando lo tuve a tiro le disparé una pedrada que le dio justo en la cara.
Mi padre era un mecánico extraordinario y cuando tenía una llave inglesa en la mano hacía escapar a un pueblo entero; pero también mi padre, si veía que yo conseguía levantar una piedra, daba media vuelta y para pegarme esperaba que me durmiese. ¡Y era mi padre! ¡Imagínense ese bobo! Le llené la cara de sangre, y luego, cuando me dio la gana, salté en mi bicicleta y me marché.
Dos tardes anduve dando rodeos, hasta que la tercera volví por el camino de la Fábrica y apenas vi a la muchacha, la alcancé y desmonté a la americana, saltando del asiento hacia atrás.
Los muchachos de hoy hacen reír cuando van en bicicleta: guardabarros, campanillas, frenos, faroles eléctricos, cambios de velocidad, ¿y después? Yo tenía una Frera cubierta de herrumbre; pero para bajar los dieciséis peldaños de la plaza jamás desmontaba: tomaba el manubrio a lo Gerbi y volaba hacia abajo como un rayo.
Desmonté y me encontré frente a la muchacha. Yo llevaba la cesta colgada del manubrio y saqué una piquetilla.
- Si te vuelvo a encontrar con otro, te parto la cabeza a ti y a él - dije.
La muchacha me miró con aquellos sus ojos malditos, claros como el agua.
- ¿Por qué hablas así? - me preguntó en voz baja.
Yo no lo sabía, pero ¿qué importa?
- Porque sí - contesté. Tú debes ir de paseo sola o si no, conmigo.
- Yo tengo diecinueve años y tú catorce cuando más - dijo. Si al menos tuvieras dieciocho, ya sería otra cosa. Ahora soy una mujer y tú eres un muchacho.
- Pues espera a que yo tenga dieciocho años - grité. Y cuidado con verte en compañía de alguno, porque entonces estás frita.
Yo era entonces peón de albañil y no tenía miedo de nada: cuando sentía hablar de mujeres, me mandaba a mudar. Se me importaban un pito las mujeres, pero ésa no debía hacer la estúpida con los demás.
Vi a la muchacha durante casi cuatro años todas las tardes, menos los domingos. Estaba siempre allí, apoyada en el tercer poste del telégrafo, en el camino de la Fábrica. Si llovía tenía su buen paraguas abierto. No me paré ni una sola vez.
- Adiós - le decía al pasar.
- Adiós - me contestaba.
El día que cumplí los dieciocho años desmonté de la bicicleta.
- Tengo dieciocho años - le dije. Ahora puedes salir de paseo conmigo. Si te haces la estúpida, te rompo la cabeza.
Ella tenía entonces veintitrés y se había hecho una mujer completa. Pero tenía siempre los mismos ojos claros como el agua y hablaba siempre en voz baja, como antes.
- Tú tienes dieciocho años -me contestó, pero yo tengo veintitrés. Los muchachos me tomarían a pedradas si me viesen ir en compañía de uno tan joven.
Dejé caer la bicicleta al suelo, recogí un guijarro chato y le dije:
- ¿Ves aquel aislador, el primero del tercer poste?
Con la cabeza me hizo seña que sí.
Le apunté al centro y quedó solamente el gancho de hierro, desnudo como un gusano.
- Los muchachos - exclamé, antes de tomarnos a pedradas deberán saber trabajar así.
- Decía por decir - explicó la muchacha. No está bien que una mujer vaya de paseo con un menor. ¡Si al menos hubieses hecho el servicio militar!. Ladeé a la izquierda la visera de la gorra.
- ¿Querida mía, por casualidad me has tomado por un tonto? Cuando haya hecho el servicio militar, yo tendré veintiún años y tú tendrás veintiséis, y entonces empezarás de nuevo la historia.
- No - contestó la muchacha - entre dieciocho años y veintitrés es una cosa y entre veintiuno y veintiséis es otra. Más se vive, menos cuentan las diferencias de edades. Que un hombre tenga veintiuno o veintiséis es lo mismo.
Me parecía un razonamiento justo, pero yo no era tipo que se dejase llevar de la nariz.
- En ese caso volveremos a hablar cuando haya hecho el servicio militar - dije saltando en la bicicleta. Pero mira que si cuando vuelvo no te encuentro, vengo a romperte la cabeza aunque sea bajo la cama de tu padre.
Todas las tardes la veía parada junto al tercer poste de la luz; pero yo nunca descendí. Le daba las buenas tardes y ella me contestaba buenas tardes. Cuando me llamaron a las filas, le grité:
- Mañana parto para la conscripción.
- Hasta la vista - contestó la muchacha.
- Ahora no es el caso de recordar toda mi vida militar. Soporté dieciocho meses de fajina y en el regimiento no cambié. Habré hecho tres meses de ejercicios; puede decirse que todas las tardes me mandaban arrestado o estaba preso.
Apenas pasaron los dieciocho meses me devolvieron a casa. Llegué al atardecer y sin vestirme de civil, salté en la bicicleta y me dirigí al camino de la Fábrica. Si ésa me salía de nuevo con historias, la mataba a golpes con la bicicleta.
Lentamente empezaba a caer la noche y yo corría como un rayo pensando dónde diablos la encontraría. Pero no tuve que buscarla: la muchacha estaba allí, esperándome puntualmente bajo el tercer poste del telégrafo. Era tal cual la había dejado y los ojos eran los mismos, idénticos.
Desmonté delante de ella.
- Concluí - le dije, enseñándole la papeleta de licenciamiento. La Italia sentada quiere decir licencia sin término. Cuando Italia está de pie significa licencia provisoria.
- Es muy linda - contestó la muchacha.
- Yo había corrido como un alma que lleva el diablo y tenía la garganta seca.
- ¿Podría tomar un par de aquellas ciruelas amarillas de la otra vez? - pregunté.
La muchacha suspiró.
- Lo siento, pero el árbol se quemó.
- ¿Se quemó? - dije con asombro. ¿De cuando aquí los ciruelos se queman?
- Hace seis meses - contestó la muchacha. Una noche prendió el fuego en el pajar y la casa se incendió y todas las plantas del huerto ardieron como fósforos.
Todo se ha quemado. Al cabo de dos horas sólo quedaban las puertas. ¿Las ves?
Miré al fondo y vi un trozo de muro negro, con una ventana que se abría sobre el cielo rojo.
- ¿Y tú? - le pregunté.
- También yo - dijo con un suspiro; también yo como todo lo demás. Un montoncito de cenizas y sanseacabó.
Miré a la muchacha que estaba apoyada en el poste del telégrafo; la miré fijamente, y a través de su cara y de su cuerpo, vi las vetas de la madera del poste y las hierbas de la zanja. Le puse un dedo sobre la frente y toqué el palo del telégrafo.
- ¿Te hice daño? - pregunté.
- Ninguno.
Quedamos un rato en silencio, mientras el cielo se tornaba de un rojo cada vez más oscuro.
- ¿Y entonces? - dije finalmente.
- Te he esperado - suspiró la muchacha - para hacerte ver que la culpa no es mía. ¿Puedo irme ahora?
Yo tenía entonces veintiún años y era un tipo como para llamar la atención. Las muchachas cuando me veían pasar sacaban afuera el pecho como si se encontrasen en la revista del general y me miraban hasta perderme de vista a la distancia.
- Entonces - repitió la muchacha, ¿puedo irme?
- No - le contesté. -Tú debes esperarme hasta que yo haya terminado este otro servicio. De mí no te ríes, querida mía.
- Está bien - dijo la muchacha. Y me pareció que sonreía.
Pero estas estupideces no son de mi gusto y enseguida me alejé.
Han corrido doce años y todas las tardes nos vemos. Yo paso sin desmontar siquiera de la bicicleta.
- Adiós.
- Adiós.
- ¿Comprenden ustedes? Si se trata de cantar a poco en la hostería, de hacer un poco de jarana, siempre dispuesto. Pero nada más. Yo tengo mi novia que me espera todas las tardes junto al tercer poste del telégrafo sobre el camino de la Fábrica.

lunes, 7 de enero de 2013

90
En 12º y 12º BI vamos a estudiar Bodas de Sangre de García Lorca, he encontrado una versión magnífica de TVE en Texto visual de Bodas de Sangre
El texto que vamos a comentar está en Bodasdesangre.pdf




89
En 9º vamos a empezar el tema 4º con los siguientes contenidos:
Oraciones coordinadas (empezaremos con el segundo cuadernillo)
Estudiaremos la descripción en el siguiente enlace
La descripción

Tras ello pasaremos a la literatura, en prosa medieval estudiaremos dos obras:
El Conde Lucanor de don Juan Manuel
Pincha en el enlace anterior para ver la teoría, y leeremos dos cuentos
Cuento V
Cuento XXXIV

Finalmente realizaremos esta webquest de La Celestina

88
En 11º vamos a tener una prueba el viernes 18 de enero con los siguientes contenidos: temas 1 al 6 de lengua y el tema 3 de literatura.
Elementos de la comunicación.pág. 8
Funciones del lenguaje. Pág. 10
Variedades diafásicas, diastráticas y diatópicas pág. 16
Adecuación, coherencia. Pág. 28 y 30
Cohesión. Pág. 32 y 34
Repaso de narración, descripción, exposición y argumentación, tema 3
Estructura de las palabras, tipos de morfemas.Pág. 98, 100 y 101
Sinonimia y antonimia. Pág. 102
Polisemia y homonimia, hiperonimia e hiponimia Pág. 103 y 104
Prestamo léxicos, neologismos y calcos semánticos pág. 105 y 106
Denotación y connotación.
Familia léxica y campo semántico.
Categorías gramaticales,  tiempos verbales y perífrasis tema 6



Textos de Jorge Manrique
Textos de Decamerón
Textos de Celestina

86
En 10º para el examen del 11 de enero de 2013 entrarán la sintaxis oracional del primer cuadernillo y la teoría y los poemas del Modernismo con los poemas de Rubén Darío y Antonio Machado.

miércoles, 2 de enero de 2013

85
Os deseo un feliz año nuevo a todos y deseo que el 2013 sea cuando os llegue a encantar la asignatura de Lengua y Literatura. Os regalo un vídeo que me ha pasado una alumna, a la que se lo agradezco, que recoge la importancia de las palabras.
La importancia de las palabras