jueves, 27 de septiembre de 2012

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Juan Ramón Jiménez. Selección de poesías
NOCTURNOS.
¿ Quién pasará mientras duermo,
por mi jardín ? A mi alma
llegan en rayos de luna
voces henchidas de lágrimas.
Muchas noches he mirado
desde el balcón, y las ramas
se han movido y por la fuente
he visto quimeras blancas.
Y he bajado silencioso...
y por las finas acacias
he oído una risa, un nombre
lleno de amor y nostalgia.
Y después, calma, silencio,
estrellas, brisa, fragancias...
la luna pálida y triste
dejando luz en el agua...
Alguna noche que he ido
solo al jardín, por los árboles
he visto un hombre enlutado
que no deja de mirarme.
Me sonríe y, lentamente,
no sé cómo, va acercándose,
y sus ojos quietos tienen
un brillo extraño que atrae.
He huido, y desde mi cuarto,
a través de los cristales,
lo he visto subido a un árbol
y sin dejar de mirarme.
Mi alma ha dejado su cuerpo
con las rosas, y callada
se ha perdido en los jardines
bajo la luna de lágrimas.
Quiso mi alma el secreto
de la arboleda fantástica;
llega... el secreto se ha ido
a otra arboleda lejana.
Y ya, sola entre la noche,
llena de desesperanza,
se entrega a todo, y es luna
y es árbol y sombra y agua.
Y se muere con la luna
ente luz divina y blanca,
y con el árbol suspira
con sus hojas sin fragancia,
y se deslíe en la sombra,
y solloza con el agua,
y, alma de todo el jardín,
sufre con todo mi alma.
Si alguien encuentra mi cuerpo
entre las rosas mañana
dirá quizás que me he muerto
a mi pobre enamorada.
                                               Arias tristes 1903

Vino primero pura

                                   Eternidades 1916-17

Mar
Parece, mar, que luchas
-¡oh desorden sin fin, hierro incesante!-
por encontrarte o porque yo te encuentre.
¡Qué inmenso demostrarte,
en tu desnudez sola
-sin compañera... o sin compañero
según te diga el mar o la mar-, creando
el espectáculo completo
de nuestro mundo de hoy!
Estás, como en un parto,
dándote a luz -¡con qué fatiga!-
a ti mismo, ¡mar único!,
a ti mismo, a ti sólo y en tu misma
y sola plenitud de plenitudes,
... ¡por encontrarte o porque yo te encuentre!
                                   Diario de un poeta recién casado 1917

¡Intelijencia, dame
el nombre exacto de las cosas!
... Que mi palabra sea
la cosa misma
creada por mi alma nuevamente.
Que por mí vayan todos
los que no las conocen, a las cosas;
que por mí vayan todos
los que ya las olvidan, a las cosas...
¡Intelijencia, dame
el nombre exacto, y tuyo
y suyo, y mío, de las cosas!
                        Eternidades 1918

LA FRUTA DE MI FLOR

Esta conciencia que me rodeó
en toda mi vida,
como halo, aurora, atmósfera de mi ser mío,
se me ha metido ahora dentro.
Ahora el halo es de dentro
y ahora es mi cuerpo centro
visible de mi mismo: soy, visible,
cuerpo maduro de este halo,
lo mismo que la fruta, que fue flor
de ella misma, es ahora la fruta de mi flor.
La fruta de mi flor soy, hoy, por ti,
dios deseado y deseante,
siempre verde, florido, fruteado,
y dorado y nevado, y verdecido
otra vez (estación total toda en un punto).
sin más tiempo ni espacio
que el de mi pecho, esta
mi cabeza sentida palpitante,
toda cuerpo, alma míos
(con la semilla siempre
del más antiguo corazón).
Dios, ya soy la envoltura de mi centro,
de ti dentro.
                                   Animal de fondo 1949

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